lunes, 6 de agosto de 2007

22- EL MENSAJE

JESÚS MANDA UN MENSAJE





Hermano, hermana:

La frescura del amanecer embriaga tus latidos y en tu corazón está el perfume secreto que sólo puedes apreciar en ti y que a todos reconforta.

Hermano, hermana, ¡tú ya lo sabes! ¡Tú conoces el vuelo y la eterna inocencia de la vida! Tú eres dulce como una veraniega madrugada de luna llena donde el aire, el agua, el fuego y la tierra se funden en la siempre nueva y eterna esencia que guardas en tu corazón.

También sabes que todo ser, que cada persona, aspira su íntimo perfume de la existencia. ¡Tú lo sabes todo! ¡Todo está en tu corazón!

Pero hermano, hermana, yo te hablo con estas palabras para traerte un recuerdo de la luz. Tú eres la luz y la luz resplandece en tu corazón. Y en cada corazón tú eres la luz.

Hermano, hermana, yo no quiero nada de ti porque tú y yo somos esa única esencia en el pálpito universal. Yo sólo traigo a cada molécula de conciencia el recuerdo de la luz. La luz está en ti, en lo que haces, en cada hombre y en cada mujer. En la mano que ofreces y cuando la escondes.

Recuerda estas palabras en todas tus relaciones, pues cada encuentro, cada pensamiento sobre otra persona y todo lo que haces a los demás, son los pasos que das para andar el único camino que hay y que se llama compasión, misericordia y paz.

Tu mente es un árbol que respira y florece. Acoge entre tus manos a quien busca tu sombra y nunca preguntes a nadie de dónde viene o a dónde va, ni preguntes quién cree que es porque tú conoces la esencia de su corazón.

Acoge y da. Ofrece tu perfume a quien en ti encuentra cobijo. Úntale con el calor de tu abrazo y nunca esperes su partida o que se quede.

¡Hermano, hermana, ahora es el momento!

¡Cada impulso de tu corazón te habla del amor que rebosa en todos los corazones!

¡Cada paso que das hacia el amor te dirige al reino del padre aquí en la tierra!


¡DESTAPA TU ESENCIA
PARA QUE SE DERRAME LA LUZ
QUE HABITA LOS CORAZONES!

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