lunes, 6 de agosto de 2007

Edición impresa


CENTRO DE ESTUDIOS DE PSICOLOGÍA DE LA AUTO-REALIZACIÓN

Dedicatoria

Dedico principalmente este libro a mi madre, que me dio una oportunidad.

También a la gente de mi barrio, sobre todo a los jóvenes que están perdidos con las drogas, a los parados, a los inmigrantes, a los mendigos, a los enfermos, y a los ancianos, que son muchos.

A mi mejor amigo, Juanito, que para mí es un gran maestro.

A mis hermanos y con mucho amor a Marylyn, que tiene mucha luz. Y, cómo no, a mi padre, Albertillo, por su ayuda en el capítulo “Renacer a la niñez”.

A Joaquin por estar siempre a mi lado.

A todas las chicas que han pasado por mi vida, porque son maravillosas.

A Ana y Paco, gracias.

JUAN CARLOS VILLENA





Dedico este libro:

. A Manuel, Carmen y Manolo en gratitud a la la paz que dan.
. A Nordín y El Habib, que encuentran amor en el desamparo.
. A Mercedes García, ejemplo de esperanza por un mundo justo.
. A Pepe Espinosa, de quien aprendo lo que encuentra.
. A Said y a Leila, que nunca sabrán de esta dedicatoria.
. A todas las personas de Dalías, mi pueblo. Especialmente a Enrique y José Manuel, por el anhelo; a mi prima Mercedes; a mis primos Salvador y David; a mis sobrinos Isabel, José María y Cristina; a Antonio y mis hermanas, Isabel y Rosalía, y a mis padres, Isabel y Bernardo.
. A la mujer que “olvidó” su perfume en el cortijo El Aguaor, de Vélez-Rubio, por su ayuda en el capítulo “El Mensaje”.


PEPE CRIADO



Dedicamos este libro a Antonio Carranza y a Miguel Moreno, siempre agradecidos por sus enseñanzas. Y a Pilar.

Índice

Introducción

Parte primera: LA LUZ

1- JESÚS Y SU PADRE
2- LOS HIJOS DEL CIELO
3- LA MONTAÑA SAGRADA
4- EL MUNDO IMAGINARIO
5- EL PRINCIPIO


Parte segunda: LOS CAMINOS

6- LA BAJADA DEL PESO
7- EL DESIERTO
8- RAMAS DEL MISMO ÁRBOL
9- PERDIDO EN LOS SUEÑOS
10- PRÓXIMA ESTACIÓN
11- LA PRIMAVERA
12- EL BOSQUE MOVIBLE
13- LA MADRE NATURALEZA
14- LA BESTIA
15- LA ESCALERA
16- EL CAMINO A LA ESCALADA
17- LA REJA DE MI CASA
18- LOS GUARDIANES DE LAS PUERTAS
19- RENACER A LA NIÑEZ
20- EL REENCUENTRO


Parte tercera: EL TODO

21- UNIÓN UNIVERSAL
22- EL MENSAJE

Introducción

¡Hola amor, tú que eres luz!

Este es un libro sagrado porque todo lo que tú quieras que sea sagrado, lo será.

Todos buscamos una respuesta, pero ¿qué es realmente lo que buscamos? Ser mejores. Vivir bien con uno mismo, ayudar a ayudarnos.

Hay tantas preguntas como almas hay en el universo. La verdad está en cualquier corazón de cada ser y cada pregunta es un camino.

En este libro hablaremos de cada camino. En todos los corazones hay luz, sólo que en la mayoría de las almas no nos damos cuenta. Este libro te hará recordar cada camino; para ello tendrás que pulsar el interruptor y el faro de tu vida te guiará.

La vida es una escuela donde cada ser trabaja por buscar su camino. Sí eso es, la vida es un camino. ¿Nunca has pensado por qué esta familia, este trabajo, estos amigos? Todas esas circunstancias sólo son peldaños para caminar y cada paso es un logro en tu evolución.

¿Crees que la evolución no es un camino? ¿Qué es la evolución?
Tú crees que la luz evoluciona y sólo es otro de muchos caminos. Pero
hablamos mucho de los caminos y aquí surge otra pregunta: ¿Qué son los caminos? Esto que lees es un camino, tu habitación es un camino y tu cuerpo lo es.

Bueno dejemos de hacer tantas preguntas y centrémonos en ti, lector. A ti, amor, que eres luz. Vamos a jugar a que tú eres yo y a que yo soy tú y a que estamos unidos por este libro.

Para eso tienes que encender una vela. Da lo mismo el color. ¡Y si ya está lista la luz comience el juego! Mira la llama de luz, ¿verdad que es la misma dentro de una hora que dentro de dos? Pues esa es tu luz y la mía.

Sí, ya sé lo que me vas a preguntar. Que cuando se apaga la llama el cuerpo de la vela ya no está, pero ¿y la llama? La llama siempre está ahí: Tú, yo y millones de almas que también están jugando.

El camino más grande que hay es el amor. Pero no amor de pareja o familia, que también es un buen camino. El amor universal es el camino de los caminos, el mayor de todos los logros de cualquier ser, la luz verdadera.

Sí, porque aquí también hay caminos que parecen luz y sólo son reflejos de fantasía.

Sí, sólo la luz verdadera es amor con mayúscula.

Cuando cogemos un libro y empezamos a leerlo, esperamos que entre un mago con una varita mágica y que todos nuestros problemas desaparezcan. Este libro no es una chistera donde tú saques los milagros. Si tú te entregas, el amor universal fluirá por las aguas de la vida y este libro será un barco donde navegarás por los recuerdos y te llevará a puerto, donde ya estuviste hace mucho tiempo.

Veamos que son las almas, esas mónadas que van viajando de siglo en siglo.

A ti, amor, tú que eres luz. Recuerda por qué viajabas, recuerda los caminos que ya andantes en esos siglos del pasado. No te preocupes. Este libro será un recordatorio. Bueno, eso espero, amor.

No creas que te perderás en este camino, porque ya estamos perdidos desde los principios. La búsqueda es una realidad hoy en día, pero, ¿por qué caminar?

Buena pregunta. La respuesta está en cada alma: La libertad es una ley universal bendecida por el amor.

La libertad sólo es un movimiento de voluntad en cada alma, la libre elección de elegir un camino o dejarlo.

A ti, amor, que eres luz, ¿quieres caminar? Pues sígueme.

1- JESÚS Y SU PADRE

JESÚS SE PRESENTA Y HABLA DEL PADRE



Hola hermano, mi nombre es Jesús y soy el primero de mis hermanos. Soy el más pequeño de todos, en total somos doce y vivimos con mi padre.

Yo siempre estoy al lado suyo, soy uno con él. Mi cuerpo es todo luz, resplandece con un color amor que en tu planeta no se ve. Mi ropa es tu sufrimiento, que yo te lo devuelvo con toda mi alma convertido en felicidad. Mi sangre son ríos que llevan desde tus venas hasta mi padre el mar de la vida.

Cuando nací me ocurrió como a ti: La madre divina dio a luz una nueva vida. Como tú, yo ya era luz pero para venir al mundo en un cuerpo me perdí.

Sí, yo he hecho el camino no sólo una vez sino siete veces. Y siempre he llegado a encontrarlo y, al igual que te pasará a ti, un día se volverán a encontrar nuestros caminos, porque el mío es el tuyo.

Yo, que soy tu hermano, estaré en la puerta esperando que tú llegues y cuando estés perdido, seré luz en tu luz y localizarás otra vez la orientación, porque todos nuestros hermanos de luz serán tu brújula.

Sí, yo también sufrí hasta que no entendí que era espíritu antes que mente y cuerpo. Bueno, ahora soy luz con mi padre pero, hermano perdido, nunca te abandonaré. Somos doce, de los cuales hay muchos que están fuera, pero esa es otra historia que más tarde contaré.

Hablaré de mi padre. Él lo es todo para mí. Si yo estoy respirando él también; cada palabra que pronuncio sale de su boca; los ojos suyos son los míos y cuando yo tiendo una mano él siente la tuya.

Mi padre es todo luz. Donde hay oscuridad él llega como un nuevo día; su piel es la tuya y la de los animales y minerales, y su sangre es el agua que fluye de tu corazón.

Tu mundo es una célula de mi padre y tu vida es una pulsación del corazón de mi padre. El sol es la energía que mi padre te regala cada día y baña tu vida de luz.

La noche no pertenece a mi padre pues es una ilusión tuya. Tú crees que la sombra es ausencia de luz, pero nada escapa a la voluntad de mi padre y es imposible que en todo el universo haya algo distinto a la luz.

La muerte es para él un cambio que tú necesitas, un escenario que únicamente te afecta a ti. En mi padre nada muere, sólo se transforma para alcanzar un mayor grado de luz. La tierra es energía que evoluciona; el agua es la savia que mueve a todos los seres; el fuego hace nacer nuevas vidas y el viento lleva a todos los seres a lo más alto de los corazones. Todo esto es movimiento de mi padre.

El tiempo para mi padre no existe. Sólo es un movimiento de conciencia. El amor es mi padre, esa es su energía pura. Todos los seres que viven en tu mundo son luz que proyecta mi padre: Todo es amor.

Mi padre no es materia, pues aunque tú creas que lo que tocas es real, nada es cierto. Todo lo que ves está hecho con tu imaginación, esa vida que vive cuando no hay luz y que es falsa.

La conciencia está en mi padre, tu despertar es luz en mi padre.
La bondad y la humildad son los ojos con los que te mira mi padre. La paz es el centro de mi padre.

En cada nacimiento de un ser hay un latido de mi padre. El dolor que cada uno sufre o que transmite es para mi padre. Tú eres mi padre, sólo amor, que es todo.

Y te preguntarás quién es el padre. Esa respuesta la puedes buscar en el silencio. Yo soy el hijo. Soy la unificación de mi padre y mi padre es tu espíritu.


¿No te acuerdas de tu padre, hermano?

2- LOS HIJOS DEL CIELO

JESÚS HABLA DE SUS HERMANOS Y DESCRIBE LA PERSONALIDAD



Sobrevolando sobre mis recuerdos todavía veo a mis once hermanos, a cada uno de ellos. Todos éramos una luz viva y siempre estábamos jugando. Aquí la eternidad es ser niño por siempre.

El primero en nacer fue mi hermano Adán; luego, con mucha fuerza, trajo la luz a mi hermana Eva.

Y con el tiempo salió Juan de la voz de mi padre.

Y más tarde, de una luz intensa, llegaron mis dos hermanos Valentín y Enrique.

Y un día que mi padre estaba pensativo llegaron mi hermana María y mi hermano José.

Otro día que el padre estaba ordenando su luz sopló el viento y la luz empujó a mi hermano Lucas y cuando todos estos hermanos jugaban en el jardín del monte sagrado, llegaron desde lo lejos dos hermanos más, eran Esteban y su hermana Ana.

Y estaban todos felices cuando entró el penúltimo de los hermanos, que fue Félix.

Y por último, un día cualquiera, porque el tiempo en la Montaña Sagrada no existe, pero para que lo comprendas, pues fue el comienzo del camino, llegué yo, Jesús, el Cristo Íntimo, que soy el elegido para enseñar el camino.

Empezaré por hablar de mi hermano Adán. La inocencia era su rostro, todo su ser era creatividad y su alma gemela es mi hermana Eva. Adán es y será para mí esa alma que en el silencio de los corazones queda como recuerdo del principio.

¿Y qué voy a decir de mi hermana Eva, la primera? Era la fuerza de un torbellino que absorbía todo lo que estaba a su alcance. Su dulzura era la hoja que da el Árbol de la Vida; su luz era una melodía en un jardín de olores.

Juan, mi hermano de agua, es el verbo que determina la trayectoria de la luz. Es el que recuerda a la savia sus direcciones. ¡Ahí está, mira la revelación de mi hermano y comprende qué amplia es su voz!

Mi hermano Valentín era intrépido, veloz, siempre volando para impulsar a todas las almas a seguir reconociéndose luz. Valentín nos llevaba de aventura en aventura, era el primero en coger nuestras manos con fuerza para que le siguiéramos. El paso es la voluntad de Valentín.

Enrique, mi quinto hermano, fue para mí un dulce enriquecido con mucha alegría. Él todo lo daba, buscaba por las luces de colores el color que más le gustaba a cada uno de los hermanos y nos llenaba de colores. Para Adán y Eva el gris claro; para Juan el azul: Valentín verde limpio; Enrique rojo centelleante; María y José preferían el blanco puro; Lucas amarillo; para Esteban y Ana el negro; Félix color rosa y, por último, a mí, el violeta. ¡Éramos tan felices como la perfección del arco iris! ¡Gracias Enrique!

María, con su luz blanca, es para mí un sueño hecho realidad. A veces siento como si fuera mi madre y mi padre a la vez; estaba pendiente de mí en cada momento. Si hay un sentimiento para definir a mi hermana María es el de ser la madre de todos. ¡Te quiero madre!

José, el mayor, para nosotros era un padre. Sus manos eran cálidas y seguras y sus piernas son la base que renueva la vida. Gracias, gracias por tu fuerza, por enseñarme a sentirme seguro y firme.

Lucas era el más amplio de mi casa. Su luz se ve en la altura porque es la ley que todo lo cubre. Tu empuje me sabe a gloria. Gracias, gracias por ayudarme a ser libre y a superar límites y fronteras.

Mi otro hermano Esteban, era la victoria. Su triunfo era el nuestro. En mi vida significó mucho, pues fue mi inspiración. Tu dolor es amor para mí.

Ana, la más pequeña de mis hermanas, tu agua me ha llevado por muchos ríos y al final conseguí comprender que tú eres agua que nos da de beber para templar el fuego que llevamos dentro. Gracias a ti, hermana abnegada de ojos brillantes.

Félix es maravilloso, siempre todo es felicidad a su alrededor. Todos en nuestro interior lo llevamos dentro. Te quiero.

Estos son mis hermanos. Con ellos y con mi padre viví el principio de mi existencia. ¡Y los mejores recuerdos que tengo son los de la unión de mi familia, hasta que volvamos a ser uno en el reencuentro!

3- LA MONTAÑA SAGRADA

JESÚS DESCRIBE LA CASA Y LA MONTAÑA SAGRADA


En la altura de tu conciencia está la Montaña Sagrada. Sentado aquí observo todo a mí alrededor: Este cielo color violeta, sus jardines con todas las plantas de la vida y sus hermosas flores, que cambian de color cuando quieren.

¡Y qué decir de esos animales que viven todos juntos y en armonía! El león juega con un cordero, el águila vuela con la paloma y tus amigos los perros pasean con tus amigos los gatos. Aquí nadie necesita comer, la luz de mi padre nos alimenta. Tampoco nada muere porque el tiempo es una ilusión mental y la mente no es real en la Montaña Sagrada.

El palacio está situado en la cima de la Montaña. Está hecho de una luz tan grande que no hay sombra en el infinito capaz de sobrevivir.

En el centro del palacio hay un trono desde donde mi padre ilumina el universo. Para llegar al trono, antes tienes que pasar por un laberinto del cual todos los hermanos salíamos con sólo pronunciar “Amor de padre”.

La música que los ángeles nos regalaban era una delicia. Llenaba tanto mi luz que las siete notas musicales vibraban de amor.

Aquí siempre estaba despierto, los sueños no tenían significado pues en mi mundo no hay sombra. Mis hermanos y yo siempre estábamos en los jardines. Nuestra mirada era una luz blanca tan profunda que yo podía ver a través de los ojos de todos lo que en el jardín sucedía.

Soy tan feliz que veo con mi imaginación lo que otra vez volverá a hacer de nuevo mi familia, pues todo lo que imagines se cumple, la fuerza es la creatividad. Todo lo que tu imaginación pueda soñar existe. Sí: Hadas, duendes, sirenas, unicornios y todos los seres que el amor de tu corazón creó, son vida en la Montaña.

En el jardín hay un árbol llamado el Árbol de la Vida o árbol sagrado. Nos columpiábamos en sus ramas, que son tan largas que no se ven terminar y sus hojas son de fuego verde. No tiene raíces porque flota en el espacio del cielo universal. A mi padre le gusta sentarse a su pie para crear imágenes de paz. Y la fotosíntesis de nuestro árbol es el amor.

El amor no es una palabra, vive en la Montaña, en esa tierna comprensión de unión del ser divino que somos todos.

Hay un río que eleva sus aguas con las naranjas para formar unas nubes amarillas y la lluvia cae en forma de nieve con los siete colores del arco iris. ¡Era magnífico ver cómo a todos los seres nos coloreaba! ¡Y la cascada de estrellas que cae del cielo al mar era peculiar pues no mojaba y todos flotábamos entre las estrellas como plumas!

Muchas veces a mí me gusta nadar y hablar con los peces, que con su vitalidad son un paisaje de movimientos lineares. Me adentro en lo más profundo del océano para ver a una gran amiga, la ballena, el gran pez universal, la gran obra. Me monto en su lomo y vivo un viaje de materia prima y nos acompañan los delfines panza arriba para que podamos leer nuestras vidas. ¡Cuántas charlas hemos tenido y seguiremos teniendo esos filosóficos delfines y yo en el mar de mis adentros, habitando en las aguas del deseo, ese líquido de oro que brilla en el arca de acuario!

Recuerdo con entusiasmo mi bautismo o la primera vez que me bañé en el agua de la vida. Fue en el Mar de la Purificación. Bueno, este es mi hogar, donde yo vivo con mi padre esperando que mis hermanos vengan. Yo sufro al ver a mi padre en la puerta mirando a lo lejos, a ver si sus hijos vuelven a reunirse para siempre. Mi fe está con él. ¡Bienvenido seas hermano!

Desde la Montaña Sagrada había caminos que bajaban a lo más profundo de los Mundos del Juego, pero eso es otra historia.

4- EL MUNDO IMAGINARIO

JESÚS HABLA DE LAS AFUERAS DE LA MONTAÑA




Como era de costumbre, a nuestro padre le gustaba contar leyendas debajo del Árbol de la Vida. Era increíble ver cómo influían sus palabras en todos los seres, incluidos mis hermanos y yo, y en todas las aves, que volaban alrededor de la cabeza de mi padre, y a todos los animales, que se reunían y se quedaban extasiados cuando hablaba. Y las flores se giraban hacia mi padre como si fuera al sol. Sus palabras se procesaban a través de los rayos de luz.

La diversidad de verdades que allí se plasmaba significó para mí descubrir un gran secreto que nunca he contado, como el por qué, el cuándo, el dónde y el principio de la existencia. En mi niñez esos momentos y esas palabras de amor brotaban como una semilla en un hijo para el que su padre lo era todo en su vida.

Caminando con mi padre por un paseo sembrado de pinos blancos, ya llegando a palacio, me miró y me dijo, con una voz dulce y amarga como nunca había escuchado de su corazón:

- Luego, cuando estemos bajo el Árbol de la Vida, describiré lo que hay fuera de la Montaña Sagrada.

A mí esas palabras me produjeron una sensación nunca sentida en mi ser; la inquietud era una noria que giraba velozmente queriendo saber. Entonces, mi padre pasó a un segundo plano y lo primero para mí fue saber qué era aquello que estaba fuera de la casa.

Yo soñaba que habría más felicidad. Mis ojos sólo miraban a un punto y yo creía que ese punto era más. Llegó mi padre y esta vez no se sentó debajo del árbol, se quedó de pie. Todos esperábamos con ansiedad lo que allí se diría. La voz se extendió por toda la Montaña a la velocidad de la luz. La noticia de que había otro mundo supuso una agitación completa. Era como si la luz se hubiera dividido. Y comenzó a hablar. Todo el universo se quedó en silencio. Y dijo:

- A mi pesar os contaré aquello que tantas ganas tenéis de escuchar, porque la libertad es mi sangre y hay que dejarla correr. Vosotros, hijos míos, no sabéis lo que es el sufrimiento, lo que es la materia y la oscuridad. Aquí estáis arropados por el calor de mi luz. Allí hay sombra que produce frío.

Tampoco, criaturas mías, sabéis lo que es frío. Aquí no tenéis que tener fuerza, ni inteligencia y tampoco sensibilidad. Aquí no hace falta. Sabéis que es algo natural en vosotros.

En el Mundo Perdido tenéis que tener muchos pilares y las pruebas son constantes. Las lágrimas no salen de los ríos, sino del alma. ¿Qué son las lágrimas sino un dolor de soledad? Y seguro que, amor de mis amores, os preguntaréis qué es dolor o la soledad. ¡Son tantas las preguntas que hay al otro lado de mi sombra!

Esta es mi respuesta. La soledad es un sentimiento de escasez, sólo es un pensamiento y el dolor es un empuje que unifica los números. ¿Qué son los números? Aquí no existen, todo es uno. En el mundo todo se complica, con los números el uno se divide y se multiplica. Y, así, mis hijos no se reconocen. El mundo es un parque de atracciones donde cada uno se divierte solo.

La muerte es una cosa que os va a costar asimilar y de seguro, luceros, no entenderéis. Pues escuchad lo que os digo, abrid los focos de vuestras almas: La muerte es la renovación de cada estación. Para que nazca algo, otra cosa tiene que morir. Es el paso de una enseñanza a otra. Para desplazarse se necesita un vehículo.

Todos estábamos callados. Hasta que una voz salió de entre mis hermanos. Era Lucas. Era la primera vez que en sus charlas alguien interrumpía a nuestro padre y una lágrima de mercurio se deslizó por su rostro. Una sensación de soledad cubrió toda la Montaña. Algo estaba a punto de ocurrir. Mi hermano Lucas hizo esa pregunta, que era un vehículo.

Mi padre, en silencio, se dio la vuelta, se fue y ya nunca volvió a contar nada debajo del Árbol de la Vida. Antes de que mi hermano lo interrumpiera, habló de una gran puerta abierta, que hay al final del jardín, que va al Mundo Perdido. Bueno, eso es otra historia.

5- EL PRINCIPIO

JESÚS HABLA DE LA INICIACIÓN A LOS CAMINOS




El revuelo que la información creó, dejó a todos los seres en un desconcierto. La idea de salir ya estaba patente en cada rincón del universo. Las voces se escuchaban, pero nadie era capaz de dar un paso fuera de la casa.

En el jardín, mi hermana Eva hablaba con Adán. Desde que Eva sabía que detrás de aquella puerta había otro mundo, siempre estaba repitiendo la misma frase:

- Vamos Adán, seamos los primeros.

Pero Adán no estaba seguro, su corazón latía al mismo ritmo que su padre. Pero llegó un momento en que Eva tomó una determinación:

- Pues si tú no vienes, me iré yo.

Para mi hermano Adán eso fue como quedarse sin aire. Eva es su alma gemela y para volar, una gaviota necesita dos alas. Y, entonces, con mucha pena, Adán hizo caso a su hermana Eva y alzó su mano hacia la silueta de aquel imponente manzano. Pero Adán le puso una condición:

- Te acompañaré con la condición de que yo sea el primero en cruzar esa puerta.

Y Eva aceptó:

- De acuerdo, amor.

Ellos fueron los primeros en recorrer el Gran Camino de la Vida. Adán cruzó la puerta y dejó atrás, de golpe, todo lo que fue su niñez. Sin embargo, un trueno se escuchó en lo más profundo de su conciencia. Eva le siguió y ya no se oyeron truenos, sino que la luz se convirtió en rayos que salían de mi padre.

Con el tiempo salió Esteban y con él Ana. Animado por ellos salió Enrique, que fue raudo. Fue a partir de entonces cuando el lucero de mi luz, mi padre, se fue apagando. Ese goteo de sus hijos saliendo se le convirtió en amargas lágrimas que buscaban su reencuentro en el mar.

Más tarde salió Félix. Por cierto que iba muy alegre, como era costumbre en él. Y el palacio se convirtió en un lugar de retiro para el padre. Ya no volvió a ser el mismo. Todavía en estos tiempos está esperando la llegada de cada hijo.

Con pena Juan cruzó la puerta, eso sí, mirando a los ojos de mi padre. Y detrás Lucas haciendo preguntas a la Puerta del Cordón Umbilical y la vida dio a luz a otros dos hijos.

Con fuerza y con los ojos cerrados, paso a paso, salió Valentín. Así, en el espacio de un segundo, flotando como en una boda, salieron por la puerta de la Catedral del Amor, María y José provistos de un mantón blanco y acompañados de una paloma blanca de luz que les guiaba en su camino.

Yo sigo con mi padre fiel a su lámpara. Echaba de menos a todos mis hermanos, pero lo que no podía aguantar era ver sufrir a mi padre por la pérdida de sus hijos.

Un día mi padre me dijo:

- Tú también te irás un día fuera de nuestra casa.

Y yo le contesté:

- No padre, yo no te abandonaré.

- Ya lo sé, Hijo de los Tres Misterios, porque te irás de tu hogar, que es el hogar de tu padre, no para darme la espalda. Jesús, tú saldrás al mundo para enseñar cómo se vuelve a casa a tus hermanos.

- Si esa es tu voluntad, sean tus palabras las mías.

Me habló de los caminos que hay que recorrer, pero esa es otra historia.

6- LA BAJADA DEL PESO

EL PRIMER CAMINO




Antes de emprender mi viaje por la vida que parece real, me despedí de mi amor y con lágrimas en las manos compartí la aventura de salir de casa. El padre me dio un abrazo de comprensión y me dijo:

- Serás una paloma que vuela fuera de su casa para más tarde volver.

Cogí la maleta y volé a mi destino. La puerta estaba delante de mis alas.

- ¡Hasta luego, suelo de mis pies, amor de mi tiempo, risa de mi soledad!

Y crucé la puerta y sentí cómo una cárcel de materia rodeaba mi luz. Había algo que me agarraba al suelo, era como un ancla, aunque el barco seguía siendo mi padre. El corazón era un tambor que tocaba un ritmo pesado. El sonido era seguido y pronunciado y dejé de ser niño.

Ahora mi cuerpo es grande y tengo la cabeza llena de jeroglíficos. La sangre es un líquido de pasión; pero todo es muy frágil. El viento me sirve de enlace con la altura y los pulmones se me llenan de esencia espiritual. El agua es alimento de mi vida y las plantas y animales se sacrifican para que yo coma.

Tengo que andar si quiero algo. Cada movimiento de mi ser es un impulso de trabajo. Una sensación de vacío me invade y cuanto más bajo más lejos me encuentro del amor. La habitación de esta vida está oscura y busco una salida. ¿Dónde está el camino?

Me siento cansado y sé que tengo que continuar, pero algo extraño está ocurriendo: Los ojos y el día se colorean de negro. Despierto a un nuevo día. Me encuentro a mi padre y me dice estas palabras:

- No olvides que tu luz es la mía y ninguna oscuridad puede apagar el amor.

Levantado de mi sueño y con las palabras de mi camino tropiezo con una pregunta: ¿Quién soy yo? Y me respondo con esta frase: Yo no soy cuerpo, sólo soy.

Bajando más en las profundidades de lo psicológico, en lo que no tiene nombre en mí, me encontré a un lobo transparente que me preguntó:

- ¿Eres tú un rey?

Yo le contesté:

- El rey es el que gobierna. Yo sólo soy la corona.

El lobo, que no entendía nada, siguió preguntando:

- ¿Tú eres el mejor de tus hermanos?

Yo respondí:

- Sí, porque mis hermanos soy yo.

- ¿Crees que tu padre echó a tus hermanos fuera de tu vida?

- No, la libertad les abrió la puerta.

Y el lobo, que estaba con su mejor traje, me hizo esta pregunta:

- ¿Eres igual que yo?

- No, porque tú no existes.

- ¿Y quién es el que te hace esta pregunta? -rugió el lobo enfurecido.

- Pues mi camino y los caminos no tienen vida. Los caminos son para andar, no para vivir.

El lobo cogió su libro leído y se fue y yo continué mi camino de la mano de mi padre. Me llevó donde todo falta, al desierto.

7- EL DESIERTO

Llegué donde la calor deja lo vivo para más tarde. Sin ropa ni ideas me introduje en la noche de sol y todo a mí alrededor se evaporaba. Mi angustia era un dolor, el oxígeno era arena.

Y el dolor creó en mi cabeza un hijo en forma de araña y las primeras palabras que pronunció fueron:

- Tu yo, soy yo.

Y me hizo esta pregunta:

- ¿Para qué sufres?

Yo le respondí con estas palabras:

- Sufro porque no estoy al lado de mi padre. A través de mi dolor he de llegar a su amor.

- ¿Quieres respirar?

- El alma no necesita respirar.

- ¿Y ese fuego, no te quema?

- Para elevarme hace falta arder.

- ¿Cuánto tiempo más aguantarás?

- El tiempo es movimiento en tu cabeza pero no es real.

- ¿Y tu cuerpo?

- Mi cuerpo es una flor a la que mi amor da vida.

Y la araña, tejiendo su tela para ver si atrapaba a mi mente, continuaba intentando enredarme con más preguntas.

- ¿Crees que tu padre te utiliza?

- Si yo muevo una mano él también.

- ¿Por qué se fueron tus hermanos?

- Ellos querían ser como mi padre.

- ¿Por qué?

- Querían crear todo lo que mi padre creó.

- ¿Llevaban razón?

- No, porque ellos son mi padre y todo lo crearon ellos.

La araña se desplazó al cerebro izquierdo y las preguntas eran como cuchillas de hielo.

- ¿No te gustaría tener una mujer?

- No, mi madre me dio la vida y mi padre me la regaló.

Mi cabeza era un agujero a través del cual los gusanos se guiaban en la noche. Y más preguntas me lanzaba la araña.

- ¿Quieres que te quieran?

- Yo soy amor.

- Si tú eres amor, ¿por qué no haces que tus hermanos vuelvan con tu padre?

- La propia voluntad para elegir es la ley del amor.

- ¿Tú eres el elegido?

- Sólo soy un caminante.

- ¿Quieres riqueza?

- No, lo tengo todo.

Y la araña se convirtió en un sonido de flauta y su música sonaba a esperanza y la fe llegó al desierto y las aguas cayeron de los cielos para que la vida fuese completa.

A lo lejos se ve a mis hermanos. La luz que desprenden es pobre, pero soy feliz.

8- RAMAS DEL MISMO ÁRBOL

LOS HERMANOS SE PELEAN




En el desierto de amor hay algunas cosas que son espejismos y las muchas ganas que yo tenía de volver a ver a mis hermanos puede que fueran un espejismo.

Estaba llegando cuando a lo lejos distinguí los ojos de mi hermano Juan. Estaba en la orilla de un río de luz y una muchedumbre de personas esperaba a que Juan les bañara. Y le pregunté a una cigüeña que allí bebía agua qué era lo que estaba ocurriendo. Me contestó así:

- Aquí tus hermanos están perdidos. Su luz está dividida y la sangre del padre se desperdicia. Pero tu hermano Juan habla de la llegada de una nueva luz única y el agua representa la luz que ha de llegar para ir al mar.

- Gracias, cigüeña que vuelas hacia el útero de nuestros días.

Me acerqué para ver a Juan y nuestras almas se reconocieron. Yo sólo pude suplicarle:

- Baña este cuerpo en la luz que todo lo limpia.

Y él me dijo:

- No puedo. Tú eres mi padre.

A lo que yo le contesté:

- Cumple con tu destino.

- Jesús, me he perdido en los tiempos. Desde que me fuí de casa no encuentro la salida.

- Te recuerdo una cosa, Juan. Siempre has estado en casa. ¿Te acuerdas cuando teníamos que llegar al trono del padre cuales eran las palabras que había que pronunciar?

- No me acuerdo.

- Estas son las palabras: Amor de padre.

Y Juan, con mucha alegría exclamó:

- ¡Claro, ahora recuerdo!

- Pues deja tu cuerpo y vuela hacia tu padre.

Antes de emprender el vuelo me dijo que mis otros hermanos estaban peleándose, que de un mismo árbol salieron muchas ramas y que ellos no lo sabían porque el árbol entero sólo se puede ver en la distancia.

- Dime Juan, ¿dónde están?

- Están en la sombra de la ciudad. Viven en grupo y no se reconocen, se matan unos a otros y la vida allí no tiene valor.

Me fui a buscar a mis hermanos a la Ciudad de la Hipnosis, construida en medio del desierto. Estaba llena de luces de todos los colores y era inmensa. Había algo llamado casino donde todos mis hermanos apostaban sus cuerpos y donde vendían su libertad.

En la puerta de eso llamado casino encontré a un burro con un maletín negro y le pregunté:

- ¿Qué es todo esto?

Y él me contestó:

- Todo esto es propiedad de un tal Enrique.

Y yo le volví a preguntar:

- ¿Dónde puedo encontrarle?

- En el Casino del Lodo.

Emprendí el camino y llegué a su puerta. Toqué tres veces y a la tercera salió un hombre muy gordo lleno de oro negro. ¡Cuál fue mi sorpresa cuando le miré a los ojos! ¡Si era mi hermano Enrique! Pero él no me reconoció.

Le pregunté si no se acordaba de mí y él dijo que no. Yo insistí:

- Soy tu hermano.

Enrique, enfadado, me contradijo:

- ¡Tú no eres mi hermano!

La tristeza y la pena le oscurecían por su ansia de dinero. Sólo quedaba de mi hermano el nombre. Tanta riqueza era una venda para los ojos de su alma. Yo le pregunté que si no era desgraciado y un no se escuchó hasta en los pilares de la belleza.

- Vente conmigo Enrique, que tu padre te echa de menos.

- ¡Yo no me voy, aquí tengo todo lo que necesito! ¿Qué es lo que tienes tú? -me preguntó Enrique.

- Pues yo soy amor. ¿Y tú qué es lo que tienes?

Se reía de mí, pues el amor para él era sólo una palabra.

- ¡Eso en este mundo no vale para nada! Yo tengo treinta coches, un barco, un avión, cinco hoteles, negocios, millones y todas las mujeres que quiera.

Ahí dejé a mi hermano con todo el peso de lo muerto y una lluvia de lágrimas que salía de mi padre formó un río llamado el Nilo del Juicio. Yo seguí caminando sobre el sol y tropecé con un grupo de nómadas que se hacían llamar Hijos del Hambre.

9- PERDIDO EN LOS SUEÑOS

LA SED DE AMOR Y HAMBRE DE IMAGINACIÓN
O LA AÑORANZA DEL PADRE


En las dunas de mi desierto particular soplan vientos de inmigración. La sed y el hambre quieren sacar mi alma de mi cuerpo. Los caminantes que me acompañan se pelean por un vaso de imaginación y la situación cada vez se hace más insoportable. Ya nadie quiere caminar, ya no hay animales que se entreguen para alimento y parece que nuestras amigas las plantas se escondieran para que no las veamos.

Me retiré fuera del poblado debajo de un árbol como hacía mi padre y pensé qué es lo que podría hacer. Entonces, mi padre me dijo:

- Lleva a tus hermanos a la llanura de las rocas vivas y yo te iré guiando.

Al día siguiente hice caso y llevé a todos los nómadas a la llanura. Somos cuarenta y tuve que hablar en voz alta:

- Vosotros creéis en mi padre. ¡Pues todo aquel que crea, que alce la mano y la imaginación le dará un pez y un pan! Vuestro padre interior es todo bondad y todos aquellos que le sigan nunca tendrán escasez.

Me interrumpió una chiquilla con una pregunta y la miré a los ojos y mi ser tembló de alegría porque era mi hermana Ana. Pero ella tampoco me reconoció. Su pregunta me sorprendió:

- ¿Por qué nuestro padre nos abandonó?

- Hermana, te recordaré una fábula: Aquella que refiere el día en que un padre muy rico decide repartir sus bienes a sus dos hijos. Uno de ellos era fiel a su padre y se quedó a su lado. Pero el otro sólo pensaba en sí mismo, cogió el dinero y se fue para gastárselo.

El padre esperaba el regreso de su hijo todos los días, pero nunca llegaba. Hasta que un buen día, cuando el hijo se quedó sin dinero y comprendió que sólo tenía a su padre, regresó a la que era su verdadera casa y su hogar. El padre lo acogió con los brazos abiertos y volvieron a ser una familia. ¿Comprendes, Ana?

- Sí -contestó mi hermana.

Pero su respuesta fue para mí como un jarro de agua fría:

- Yo sólo reconozco a mi cuerpo con el cual me baño en las aguas universales.

El grupo se dividió en dos, unos siguieron a mi hermana y otros a mi padre. Comencé el camino. Los que miraban atrás en piedra se convertían y el fuego hizo que mi hermana llegara a encontrarse con mi padre.

Nosotros mirábamos al norte y continuábamos el viaje por la noche de los sueños. Entonces fue cuando uno de los nómadas me dijo que la noche le daba miedo, que no soportaba la oscuridad. Yo con mucho amor, le dije:

- ¿Ves este camino? Pues es el mismo que andas de día. ¿Qué es la oscuridad? Una sombra donde no llega la luz. La noche está para confundir, sólo es algo mental. Sigue caminando porque la luz está en ti.

Andando con cuidado para no tropezar, vi un puente que cruzaba a una isla de palmeras de chocolate. Tanta era nuestra hambre que todos corrimos hacia el puente. De pronto yo me paré y pensé: “A mí no me hace falta endulzar mi vida, yo soy amor.”

Y con un grito advertí a mis hermanos:

- ¡Es una trampa!

Pero la mayoría de ellos, ciegos por el hambre, siguieron corriendo. Cuando estaban en la mitad del puente, de repente se hundió y a seis se llevó el río de los dulces.

Llorando la pérdida continuamos la marcha hacia zonas más húmedas y a lo lejos entre dos montañas vimos unas nubes. Esas nubes de esperanza eran nuestro destino y las dos montañas eran como una señal.

Cuando llegábamos alguien dijo que estaba cansado y descansamos una hora. Meditando llegué a la conclusión de que hay veces que pesan las vidas como si lleváramos el mundo a las espaldas.

Sólo es una idea que, realmente, no es verdadera.

10- PRÓXIMA ESTACIÓN

LA LLEGADA AL PRÓXIMO CAMINO




Después de la pequeña parada continuamos el camino y, entrando entre las dos montañas, la lluvia mojaba y limpiaba nuestro pensamiento de abandono.

Acampamos entre varios árboles y también había un pequeño lago con aguas como un espejo donde teníamos que dejar nuestro reflejo.

Un cambio se estaba produciendo. La madre naturaleza se ponía sus mejores galas de primavera y sus colores estaban pasando a ser como una luz profunda. Las flores salían para saludar, los animales se acercaban más unos a otros y ya no se olían en la distancia. El cielo era una hermosa pantalla donde los pájaros volaban dibujando una bienvenida.

¿Qué era aquello que todos presentíamos? ¿La llegada de qué? Para salir de dudas pregunté a un grillo llamado conciencia que cantaba una canción que decía:

- Tú, que eres la estación
donde yo canto,
con toda mi fuerza
siempre te quiero.

- Grillo, ¿quién llega?

- Una de las cuatro estaciones.

- ¿Cuál de ellas, grillito?

- La renovadora primavera, la que dejó atrás a la muerte para dar paso a la vida.

- Entonces esta es la próxima estación de la esperanza, esa brocha que pinta de color verde todos los corazones y que da agua a este maravilloso vivero que es nuestro planeta de vapor. Veo cómo cambia el paisaje desde la lejanía porque va llegando el tren verde, que con sus alas colorea las montañas, los campos y los prados.

A las mariposas ya se les veían las antenas al salir del capullo de su cuerpo para recibir la primavera y las abejas estaban atareadas en la colmena de la ternura, donde la miel era lo esencial de todo trabajo porque todo se hacía con amor que regalaban en su patas para que su polen fecundara en todos.

Las nubes se fueron y llegó el sol azul. El calor ya no era insoportable e, incluso, los rayos del sol eran cálidos y una caricia de fresco recorría mi rostro.

La noche se cubrió de fuego y todos estábamos alrededor de la hoguera. Comíamos y cantábamos. Ya entrando la madrugada mis hermanos me pidieron que contara alguna historia de nuestro padre. Estas fueron mis palabras:

- Un árbol bueno no puede dar frutos malos. Ni un árbol malo darlos buenos. Todo árbol que no da buen fruto será cortado y echado al fuego. Por sus frutos, pues, los podréis conocer.

No todo aquel que dice “¡Oh padre, padre!” entrará por eso en el Reino de la Luz, sino el que hace la voluntad de mi padre celestial. Ese es el que entrará en el Reino de la Luz.

Por tanto, cualquiera que escucha estas mis instrucciones y las practica será semejante a un hombre cuerdo que fundó su casa sobre piedra y cayeron las lluvias y los ríos salieron de madre y soplaron los vientos y dieron con ímpetu contra la tal casa, mas no fue destruida porque estaba fundada sobre piedra.

Cuando terminé fui consciente de que en esos momentos todos estábamos unidos igual que cuando vivíamos en la casa de nuestro padre.

- Admiramos tu doctrina, hermano Jesús. Buenas noches.

- ¡Hasta luego hermanos, que mañana nos dará los buenos días la primavera!

Y esa noche, todos soñamos con la casa de piedra, donde nuestro sitio está esperando.

11- LA PRIMAVERA

EL SEGUNDO CAMINO





Despertando a la primavera oímos los primeros sonidos del ave del paraíso y al abrir los ojos me sobrecogió la visión de luz que tenía enfrente de mí. Un crucigrama de colores se inyectaba en mis palabras.

Los patos reían con el agua del lago, los árboles saltaban de alegría, los monos se columpiaban en mi pelo y los peces nadaban en los rayos de luz. Todo era verde alegría.

Un viajero se acercó al campamento y trajo nuevas noticias. Más al norte, a cuatro kilómetros, había un bosque con todas las respuestas.
Así que levantamos el campamento y emprendimos la marcha.

En el camino nos cruzamos con un vendedor de caballos con alas, que se utilizaban para crear amistad y viajar en la distancia de las vidas. Me acerqué a él. Como estaba de espaldas le toqué el hombro y cuando él se volvió nuestros ojos se cruzaron. La luz se disparó hasta el infinito. Era mi hermano Félix, con el pelo blanco, y parecía que llevaba el tiempo en una mochila.

Hablamos durante horas de todo lo que había ocurrido. Yo le pregunté que si nos podría dar unos cuantos caballos, ya que teníamos que ir al bosque del norte y él me respondió que tendría que pagar un precio por ellos. Entonces yo le dije:

- ¿No te acuerdas? Soy tu hermano, todo lo tuyo es mío.

Y él me contestó:

- Eso fue en el pasado. Aquí tú no tienes mi sangre.

- Félix, yo soy luz de tu luz.

- ¡Quiero recordar Jesús, pero no me acuerdo!

- Félix, ¿tú eres feliz?

- Sí, Jesús, mi felicidad es interior.

- Esa felicidad interior es tu padre. Tú eres amor.

- Es verdad, Jesús, ¡ahora recuerdo a nuestro padre! ¡Cuánto tiempo he estado perdido! ¡Sólo he salido para volver a encontrar a mi padre! Gracias Jesús.

- Ahora Félix, repite conmigo las palabras mágicas, que son la llave que abre la puerta de casa. ¿Te acuerdas de las palabras, Félix?

- Claro ¡amor de padre!

- Hasta luego hermano Félix.

Mi maravilloso hermano nos dejó todos los caballos y montamos en cada uno de esos caballos tan bellos. Yo cogí el de color violeta y cabalgamos hacia el bosque.

Los árboles del bosque eran como rascacielos, tan altos que sus copas les hacían coquillas a los pies del cielo. Lo verde se perdía en la vista. Un ciervo amarillo vino a dar la bienvenida a la entrada del bosque y con voz suave nos dijo:

- ¡Bienvenidos a esta mi casa, que es la vuestra también! Este es el bosque que tiene ojos, boca y piernas. Su nombre es Bosque Movible.

Yo le contesté:

- Yo soy la voz de mi padre y te doy las gracias por tu bondad.

Bajamos de nuestros caballos alados y nos introdujimos en un cuerpo verde de ramas.

12- EL BOSQUE MOVIBLE

La entrada al bosque era única. Los rascacielos verdes nos hacían sentir como hormigas. Las ramas nos indicaban el camino y un murmullo se escuchaba en todos sitios. Los árboles se movían a un lado para dejar paso. Un ciervo nos habló:

- Aquí todo tiene vida, incluso las piedras que pisan vuestros caballos se sacrifican para que vosotros caminéis. ¡Hasta el aire que se respira fuera de aquí es producido por el bosque! ¡El bosque lo regala!

Nos adentramos más en el corazón verde y tanta belleza conmovió mi alma. Unas cataratas creaban una nube donde los colores jugaban con el agua formando un arco iris, los caballos volaban para beber los colores y mis hermanos, huéspedes de la humedad verde, se entregaron a su regazo.

Le pregunté al ciervo si había seres como mis hermanos viviendo en el bosque. Y el ciervo me dijo que sí, que detrás de la Montaña del Destierro vivía una tribu que se hacía llamar La Tribu de Gore. Yo le pedí que me llevara allí, monté en su lomo y con fuerza me agarré a sus cuernos.

Veloces como la luz llegamos a la Ciudad de la Gran Manzana, donde viven las gentes de La Tribu de Gore. Nos paramos a sus puertas y en la entrada vi una escultura de piedra, una manzana con un gusano saliendo de muchos túneles.

En esta ciudad mis hermanos viven en bloques de cemento sujetados desde el cielo y los hermanos se dividen en colores de piel y algo llamado “distrito de razas” los coloca según su color. No se entienden porque aquí cada uno parece vivir en un país distinto que se viste de sus colores.

También hay algo llamado “sociedad de matrix” que yo no veo y que gobierna una gran dama y un presidente. Aquí la energía se gasta para que nadie piense que vive muerto; todos se alimentan de ego. Todos quieren ser el número uno. ¡No sé qué es esa fama de fantasía de la que aquí se habla tanto!

Estando en la quinta calle le pregunté a un mendigo si era feliz en esta ciudad de pasión y él me contestó que sí, que había ido a la guerra por sus colores y que ahora era el rey de los mendigos.

- Tengo todo, la pena de mis colores es suficiente.

- ¿Y amor, tienes?

- Eso no se come ni se puede cambiar por nada y el amor no te sube a lo más alto de la fama.

Cambié de tema, porque la libertad es una ley y si él quiere vivir como mendigo pues que así sea, le pregunté:

- ¿Dónde vive esa que se llama la primera dama?

- Terminando la quinta calle en una casa blanca, la número 6. La conocemos como la Casa de la Bolsa.

Bajando por los túneles donde los gusanos se desplazan de un distrito a otro llegué a la puerta de esa casa blanca y toqué el timbre. Una mujer muy hermosa abrió la puerta, la miré a los ojos y la piel se me puso de gallina. Era mi hermana mayor. Sí, era Eva. ¡La primera dama era mi hermana!

Le pregunté si me conocía y ella me respondió que le era familiar y me invitó a que pasara. Ya dentro, me hizo pasar al salón y me dijo que me sintiera como en mi casa.

- ¿Cómo te llamas?

- Yo Jesús. ¿Y tú Eva, verdad?

- Sí, es verdad, ¿cómo lo sabes?

- Porque yo soy de tu familia. Y tu padre te echa de menos.

- Espera Jesús, no entiendo lo que me estás diciendo. Voy a llamar a mi marido. ¡Cariño ven, quiero presentarte a alguien!

¡Cuál fue mi asombro cuando apareció un hombre desnudo, y cuando nuestros ojos se cruzaron supe que era mi hermano Adán!

- ¡Un abrazo hermano! ¡Cuánto tiempo en el olvido!

Pero él no se acordaba de mí.

- Soy Jesús, ¿es que no te acuerdas de mí y de tu padre?

Adán me dijo que no y me preguntó:

- ¿A qué has venido aquí?

- He venido a por vosotros. Yo soy el que en el nombre del padre echo las redes para llevar de nuevo la luz a su casa.

- Esta es mi ciudad de la sombra y aquí tengo todo. Esta es la manzana de Eva y mía.

- Hermana, ¿tú también piensas igual?

- Sí Jesús. Yo muerdo esta mi ciudad cuando quiero y ningún mundo me hace sombra.

- Hasta luego Adán y a ti hermana, porque la ley de la gravedad hará caer a vuestra manzana.

Y me cogí a los cuernos de mi amigo el ciervo amarillo y echamos a volar hacia la madre naturaleza.

13- LA MADRE NATURALEZA

BUSCAR AL PADRE





Galopando con el ciervo volví al campamento ¡y cual fue mi sorpresa cuando vi que mis hermanos se habían entregado a las aguas turbias! Todos desnudos se bañaban y sus cuerpos eran de hielo, ya no eran de calor.

Caminé por las aguas universales y me situé en el centro:

- ¡A vosotros que dais la espalda a mi padre con los placeres de la mentira os pregunto! ¿Queréis dejar vuestro cuerpo para viajar en el camino de la luz?

Sólo unos cuantos salieron del agua.

- ¡Pues a aquellos hermanos que se quedan os digo que vuestro cuerpo nunca estará satisfecho y siempre querrá más!

Diciendo estas palabras llegó una riada, que sus cuerpos habían llamado, y se los llevó a un pozo donde vivía un cocodrilo. Entonces, así hablé a los que me escucharon y me siguieron:

- Bienvenidos al mismo camino, al camino único. Cuando yo no esté vosotros sois los que tenéis que llevar la palabra del padre en vuestro corazón, porque él siempre estará donde haya dos en mi nombre.

Dejando morir lo psicológico continuamos el viaje por los senos de la madre naturaleza, hasta que paramos en una meseta rodeada de viejos pinos donde se parecía sentir con mayor fuerza la unidad de todo en la luz del padre. Allí mi amigo el ciervo me sugirió:

- Podemos ir al temascal, a la cabaña sagrada, que es la casa de la madre.

- De acuerdo. ¿Quién vive en esa casa?

- Una señora y su marido. Ellos son los cuatro elementos y la madre es el quinto.

Llegué a la entrada de aquella especie de iglú, dirigido al este, hecho de cañas y mantas, dejé toda mi ropa fuera y me introduje en él. Desnudo de oscuridad se amplió mi visión, mis ojos se limpiaron y podía tocar los colores. Sentí que el fuego vivo que permanecía encendido en mitad de la choza regeneraba atmósferas, pensamientos y sudores. Al poco rato una luz vino hacia mí. Era mi madre María. La luz de sus ojos se introdujo en los míos y me tomó en su regazo.

- Hola hermana, ¡qué bella eres! ¿Y José?

- Jesús, el que fue tu padre adoptivo ahora viene. Pero ¿por qué has venido tú desde tan lejos?

- María, vengo a por vosotros. El padre os echa de menos.

Y en ese momento entró José. Un abrazo fundió nuestras almas y la lámpara de mi padre brilló con más intensidad.

- Hermano, ¿qué haces aquí?

- Estaba diciendo a tu gemela, antes de que tú entraras, que vengo a por vosotros para que hagáis el viaje de vuelta.

- Pero Jesús, ¿cómo se llega a casa?

- Muy fácil, María y José. ¿Os acordáis que cuando queríamos llegar al trono de nuestro padre antes teníamos que pasar por un laberinto? ¿Y os acordáis de las palabras que había que pronunciar para llegar?

- Sí, ahora recuerdo Jesús.

- María coge de la mano a José y decid juntos las palabras mágicas, “amor de padre”. Hasta luego, hermanos.

Salimos del temascal y nos despedimos del ciervo y los caballos quedaron libres para volar sin ninguna carga.

- Sin caballos tenemos que caminar, pero mi madre nos ha regalado unas botas altas para cada uno de nosotros con las que podremos andar sin fin y estar protegidos.

En el camino frondoso nos encontramos con dos jóvenes cogidas de las manos por un lazo de amor. Desprendían una belleza de inocencia y de alegría tan magnífica como la de un maravilloso paisaje. A esto que un hermano me preguntó:

- ¿Ese amor es bueno?

- En el Reino de los Cielos nada es malo ni bueno.

- Son dos mujeres, ¿qué fruto puede salir de ahí?

- Hermano, esas almas llevan viajando juntas desde los principios como marido y mujer, padre e hija, como hermanos. Su amor es bendecido por el padre. Y a tu pregunta te responderé que su fruto es el amor.

Así fuimos entrando en un pantano donde el fango no nos dejaba caminar.

14- LA BESTIA

EL TRIUNFO DEL AMOR





La niebla está en todas partes. El pantano nos vigila. Ya no son ojos los que nos miran sino que una presencia acecha en la niebla del subconsciente. Algo terrible está a punto de ocurrir a la sombra de la oscuridad. Una forma negra y grande como un submarino se aproxima a nosotros...

- ¡Dios mío! ¡Es un cocodrilo con unos dientes que envenenan las almas de miedo!

Su enorme cola arrastra los miles de cuerpos que ha ido tragando durante los tiempos. Mis hermanos están paralizados por el terror. El cocodrilo quiere comerse la luz que hay en todos nosotros. Un grito escalofriante clamó para que nos diéramos la vuelta, ya que si no lo hacíamos nuestros cuerpos servirían de leña para su fuego. Pero supe que podía detenerlo y así se lo ordené:

- ¡Yo, Jesús, hijo de mi padre, te ordeno que te retires y nos dejes pasar!

Y el cocodrilo me contestó con su voz ronca:

- ¿Quién dices que eres?

- Soy la luz y la lámpara.

- Si quieres pasar tendrás que enfrentarte a mí. Yo soy el Rey de los Grises. Esta es mi casa, llamada Pantano de Hiroyima, donde no entra la luz y las sombras son mis aliadas. Yo soy el que provoca las guerras entre tus hermanos, porque ese dolor es mi alimento.

- De acuerdo, pero si es mía la victoria tendrás que ser un servidor para que mis hermanos lleguen a mi padre.

- Vale.

- Cocodrilo, ¿cuál es tu nombre?
- Mi nombre es Ángel Negro. En este instante daré paso a la batalla diaria de la mente. Jesús ¿por qué tú siempre estás al lado de tu padre? ¿No será que quieres protagonismo?

- Mi nombre es un verbo de mi padre.

- ¿Te duele el cuerpo que te ha regalado tu padre?

- Un vehículo no es para sufrir sino para llevar a un pasajero a su casa y el pasajero lo cuida con mucho amor hasta que llega a su destino.

- ¿Por qué te has sacrificado por tus hermanos?

- El dolor de mis hermanos es mío. Ellos no saben que esto es una escuela y el castigo se lo infringen ellos. Yo sólo pongo la mano para recibir el amor que en mis hermanos existe, aunque ellos no lo saben.

- ¿Serías capaz de morir por la luz de los hijos de tu padre?

- Esa muerte que tú dices es una mentira. Mi cuerpo es un fantasma, es mi espíritu el que te habla.

- ¿Por qué tu padre permite que haya hambre, guerra, enfermedades, drogas, pobreza...? ¿Por qué permite esas diferencias entre iguales?

- Mi padre deja libertad a cada persona para que pueda crear su mundo. Ellos eligen el dolor antes que el amor, porque no creen en sus posibilidades.

- ¿Tú te amas a ti, Jesús?

- El amor no necesita nada.

- Jesús, dices que el amor no necesita nada, ¿y por qué tu padre necesita a tus hermanos?

- Cuando tú entras en una cueva en donde no hay luz buscas la salida y la luz hace de señal. Quien busca la salida siempre está guiado por la luz, que es mi padre.

- ¿Para qué caminar?

- ¡Pues muy fácil! ¡Para llegar a casa! Por eso el camino es otro fantasma como el cuerpo, es sólo un vehículo. Cuando ves la luz al fondo de la cueva andas rápido con la cabeza levantada y no ves con detalle lo que hay en el suelo.

- ¿Y qué es lo que hay en tu casa?

- Luz de amor, donde todas las almas son bienvenidas.

Y, por fin, el Ángel Negro, agotado, y postrándose en tierra se maravilló ante la luz del padre:

- Me arrodillo ante tu padre. Desde este momento soy un siervo al servicio del amor.

El bosque desapareció y el mundo mental se fue. Entonces todos pudimos ver en la altura a la Montaña Sagrada, donde está nuestra casa. Los pocos hermanos que me siguieron empezamos el último tramo del camino, la subida a la Cumbre del Amor.

15- LA ESCALERA

LA LLEGADA AL PRÓXIMO CAMINO





Llegando al principio de la escalera algunos de mis hermanos se dan la vuelta y la bajan de nuevo. Es demasiado alta y se asustan. Los que en el camino se han templado siguen y mi padre les premia con una espada de fuego y una capa blanca. Ya son de la Orden de la Hermandad Clara y tendrán que demostrar su lealtad a la luz.

Los Caballeros de la Mesa Unida de las Naciones Fundidas se reúnen para crear las pruebas de iniciación. Una vez concretadas se pregonan y estas son:

Primero: - Deja la familia y todo lo material: Casa, propiedades y ropa.
Segundo: - Deja todos los placeres: Sexo, comida y fiestas.
Tercero: - Deja a todos tus amores de todas tus vidas.
Cuarto: - Transforma el dolor en amor.
Quinto: - Sacrifica tu cuerpo.

Todos aquellos que han superado estas pruebas pondrán pasar unas vacaciones en el crucero llamado Nirvana. Los templarios que quieran pueden quedarse para siempre y los que lo deseen podrán continuar su escalada a la Montaña Sagrada.

El crucero Nirvana es un reflejo de la Montaña Sagrada. Tiene todas las comodidades de mi casa pero le falta lo más importante: Mi padre. El viaje del Nirvana es a ninguna parte. Los sitios visitados serán a tu comodidad. El océano donde flota el barco es el Universo del Relax.

En esas vacaciones podrás dirigir tu alma o acoplarte a tu destino. Si la respuesta es seguir el camino tendrás que llevar el barco a buen puerto y luego subir por la Montaña y habrá muchas pruebas que te serán muy útiles para llegar a tu casa.

En la puerta de la escalera te encontrarás con un mago que te hará sólo una pregunta. Ese mago se llama Lucas, el Maestro de la Escalera. Cada peldaño que vayas subiendo será una entrega de amor al prójimo. El sudor que dejes en la escalera será agua que darás a tu hermano sediento.

Si las pulsaciones de tu corazón son muy lentas, eso querrá decir que el mundo está en equilibrio. Si en algún momento no ves, puedes utilizar la espada de fuego y esa luz será el faro para el barco perdido.

Si tropiezas con algún peldaño, levántate rápido porque si no lo haces te verás de repente sujeto a un pobre del espíritu. No te duermas en la escalera porque cuando despiertes estarás más abajo y tus hermanos se matarán.

Bueno, templario, ya sabiendo esto vamos a subir la Escalera del Hijo Pródigo.

¿Estás preparado para volar al nido?

16- EL CAMINO A LA ESCALADA

EL TERCER CAMINO





Entrando en la escalera salió el portero, que era mi hermano Lucas. Él quiso quedarse de maestro de llaves en su camino.

- ¡Hola hermano Jesús! Si quieres subir tendrás que responderme a una pregunta, como todos tus hermanos, y si la respuesta es luz, te daré la llave para que puedas subir. Esta es la pregunta: ¿Qué has hecho en la vida, Jesús?

- Vivir siendo amor.

- La respuesta es verdad; toma la llave. Mi padre te regala un guía. Elige uno de esto dos guías de luz, el hermano Esteban o el hermano Valentín.

- ¡Qué alegría ver a mis dos hermanos! ¡Y una satisfacción ver que se han convertido en maestros guías! Lucas, los dos guías son buenos pero como hay que elegir un camino elijo a mi hermano Valentín.

- Pues Jesús, ese será tu camino. Mientras subas por la escalera irás con mi hermano Valentín y será el que te ayude.

- ¡Gracias Lucas y hasta pronto! Nos vemos en casa. Y a ti, hermano Esteban. Tu dolor me ayudó pero ahora no lo necesito. Esto no es una despedida, nos encontraremos en la Casa de Amor. Hasta luego.

Una vez que me despedí de mis hermanos, empecé a subir y con valentía iba subiendo la Montaña. Reuní a todos los que pasaron la prueba de Lucas y les dije:

- Ataros todos a esta cuerda, que está hecha de felicidad.

Ya, enganchados al carro de la felicidad, tiré de ellos. Subiendo por la escalera se hizo la noche y le dije a mis hermanos:

- ¡Juntad todas las espadas de fuego en una!

La luz del día de la solidaridad alumbró el camino. Pero uno de mis hermanos tropezó con un pensamiento y tiró de todos nosotros. Yo me agarré con fuerza a mi hermano Valentín y su voluntad tiró de todos. Para no volver a caer en el mismo error les aconsejé:

- Es necesario estar en paz con la propia mente. La meditación es fundamental para estar en equilibrio con uno mismo y conectado con el padre.

La escalera ahora es más empinada, las manos se resbalan, el sudor es mayor por el esfuerzo mientras la mente no quiere liberarse, manteniéndose atrapada por un agregado psicológico. Otra vez aparece mi hermano Valentín y borra de la mente esos parásitos para poder continuar el despegue.

Algunos de mis hermanos están cansados y quieren dormir pero no podemos parar, debemos continuar. Uno de mis hermanos se duerme y desaparece. Yo mantengo abiertos mis ojos y sostengo a los de mis hermanos.

Cuando subimos el último escalón, Valentín se despide de nosotros.

- Siempre estaré en la vida como empuje para la victoria del amor. Hasta luego Jesús.

- ¡Que la voluntad te acompañe, querido hermano!

Una vez en lo alto de la escalera llegamos a un gimnasio donde hay montones de libros que los abres y te hablan. Allí también hay un gran libro titulado Tu vida.

Dejamos atrás el gimnasio y nos dirigimos a la entrada de la Montaña Sagrada. El día parece más limpio y su luz se respira. Llegamos a la cancela de mi casa. Está vigilada por una paloma de cristal con una luz turquesa en su interior. Nos arrodillamos para hablar con la paloma.

17- LA REJA DE MI CASA

ASCENSO A LA MONTAÑA SAGRADA





La paloma se pone en el centro de la cancela y pregunta:

- ¿Quiénes sois vosotros?

- Paloma, venimos de muy lejos para que nos abras esta puerta. Somos luz.

- Tú eres Jesús, el anunciador de la Era de Acuario ¿Verdad?

- Sí, estoy hecho de tu luz.

- Si quieres entrar tendrás que liberarme de mi cuerpo de cristal.

Cogí la paloma y la estrellé contra mi cuerpo. El cristal se fragmentó en miles de hadas y el espíritu se introdujo en mí y me guió:

- Cuando pases la reja te encontrarás con tres guardianes. Son los Guardas de la Pirámide. Te pondrán pruebas que tendrás que superar para llegar a tu casa.

El primer guarda es la muerte. Ahí tendrás que responder a las siete preguntas de luz.

El segundo guarda es el espíritu. Tendrás que enseñarle las credenciales y volver a entrar a tu cuerpo.

El tercer guarda es la resurrección. Tendrás que penetrar en el hiperespacio. Si pasas esta prueba te encontrarás con tu niñez y una vez siendo niño te reencontrarás con tu padre.

La paloma se convirtió en una supernova y entró en todos nosotros. La fuerza, la sensibilidad y la inteligencia ya viven en nuestros corazones para siempre.

La puerta se abrió y una brisa de incienso rosa salió de la casa. Hay un laberinto hecho de ficus.

- Este camino lo tenemos que hacer solos, en absoluta soledad.

Me despedí de mis hermanos y les dije:

- Tengo mucha fe en vosotros y sé que nos veremos en nuestra casa. Algún día yo iré a por los rezagados y los cogeré de la mano como corresponde a un hermano mayor que busca a su hermano pequeño que se ha perdido en un centro comercial fascinado por sus luces de neón y sus tiendas, para más tarde encontrarlo en unos recreativos. Entonces le regaña y le coge de la mano con fuerza y le da un beso y con amor lo lleva de vuelta a la casa.

Empecé el camino sin sombra. Estoy dando vueltas por el laberinto de soledad y no encuentro la primera puerta, pero la fuerza me dice que continúe. Hay una fuente en medio del laberinto. Tengo sed, pero la inteligencia me dice que no beba de la Fuente del Ego. Veo mis pasos en el suelo. Son una señal. Por donde haya pasado no volveré a pasar.

Encuentro un rosal. Sus flores son de ensueño y mi ropa se engancha con las espinas del egoísmo, pero la sensibilidad me hace flotar y con ternura beso la rosa.

Sigo caminando y por fin encuentro la primera de las puertas. Toco y no sale nadie. Llevo ya tres horas tocando a la puerta, parece que se está abriendo. Un sonido extraño se escucha detrás de la puerta. Parece que hay muchos bebés riendo.

Se abre la puerta y aparece un...

18- LOS GUARDIANES DE LAS PUERTAS

Un guerrero de la luz abre la puerta. Su forma es parecida a un guerrero de la antigua civilización egipcia y por encima de él se eleva una cobra. Tiene una espada en una mano de la que salen siete cabezas de dragón lanzando fuego y en su otra mano tiene una espada con siete serpientes de luz.

Detrás de él sopla con fuerza el viento, mas el guerrero es una columna. Su fuerza sobrepasa los conocimientos esotéricos. Su aura ciega a todos los que no tienen ojos.

Una voz que no sale del guerrero, sino de las cabezas de las espadas, me habla:

- Estas son mis siete preguntas, pero tus repuestas valen por tres. Primera pregunta: ¿Tú crees en tu existencia?

- La luz es interna y no necesita la existencia.

- Segunda pregunta: ¿Quién creó a tu padre?

- Una energía no se crea, vive por siempre.

- Tercera pregunta: ¿Esa casa no será una fantasía tuya?

- El amor no es una fantasía.

- Cuarta pregunta: ¿Amas más a tu padre que a tus hermanos?

- Son lo mismo.

- Quinta pregunta: ¿Por qué has dudado en varias ocasiones?

- Hay que evaluar los “pros” y los “contras” para aprender a pensar por uno mismo, si no podemos tener grandes fracasos.

- Sexta pregunta: ¿Has deseado a alguna mujer?

- La negación siempre ha sido mi victoria.

- Séptima pregunta: ¿Qué es lo que deseas en este mundo?

- Estar con mi padre luminoso.

El viento paró. Las espadas se convirtieron en palomas astrales que dejaron una estela de triunfo en el firmamento. La puerta se abrió y un suave olor de calor de amor cubrió mi aura blanca.

Enfrente veo la otra puerta y detrás se aprecia una gran burbuja de tiempo. Me acerco a la puerta para dar tres llamadas. Sale otro guerrero de luz, pero su aspecto no es el mismo del primero. Este se parece a un maestro jedi. Es muy curioso, en su mano lleva una espada que es un espejo.

Un poco sorprendido por su espada le pregunto:

- ¿Para qué es?

- Hijo de tu padre, aquí tendrás que demostrar contigo mismo si eres capaz de entrar en tu clon a tu voluntad. Mírate en mi espejo. ¿Qué ves?

- Mi cuerpo físico.

- ¿Estás preparado para entrar en el espejo?

- No hace falta la imaginación porque la fe crea a voluntad mía.

Y en carne volví a convertirme, la puerta se transformó en un gran espejo y crucé el reflejo de mi alma. La puerta se abrió. El sabor era dulce como una fresa fresca.

Continué el camino y la última puerta estaba ante mis ojos: Era mi jardín de la infancia. Llamo con lágrimas de felicidad y sale el último guerrero. Es como transparente, pero su piel está formada por numerosos colores fluorescentes ; sus ojos son los míos y en la mano sostiene una gran llave de oro.

- Jesús, tú que has llegado tan lejos, ¿quieres la llave?

- Sí, sabio de la Puerta Universal.

- Introdúcete en el hiperespacio con tu cuerpo y toma la llave.

Vuelo en el futuro, en mi pasado, en todos los tiempos... en cada alma, en otros mundos. Sólo soy energía.

Estoy llegando a mi jardín. ¡Ya lo veo!

19- RENACER A LA NIÑEZ

VUELTA A SER NIÑOS





Mi cuerpo es uno con el alma. Estoy en el jardín de mi niñez y siento cómo vuelvo a ser un niño. La alegría me invade, la sonrisa se convierte en una media luna y la luz columpia mis gestos.

Mis ojos son blancos como las nubes y mis movimientos salen del agua pura de la inocencia. Este es el País de Nunca Jamás, donde todos los niños siempre son pequeños y grandes de imaginación.

Veo un gran cuaderno en blanco, donde los niños dibujan y crean todo lo que en sueños imaginan: Árboles que hablan, muñecos de madera que son niños, un soldado de plomo que encuentra su pierna, una bestia que se enamora de una bella joven, una blanca chica con sus siete cualidades, una pequeña niña en el País de las Maravillas, un gato y sus botas, la joven princesa de las doce, la india de la naturaleza, tres cerditos y su casas, los viajes de un gigante y muchos más que aquí viven.

También hay un patio de recreo, donde tú inventas los juegos, como la rayuela, la comba, las bolas, el pañuelo y todos aquellos juegos que tienen el sello del amor.

Descubrí sensaciones de olores, tacto, sonido, gusto y vista, como si fuera el último momento de mi vida y disfrutara con intensidad.Los colores son una montaña rusa que giran a mí alrededor en ese parque de atracciones que es la pureza, donde disfrutan los niños: Ese tiovivo con caballitos de mar, leones, ballenas, panteras y lo que quieras tú, pero aquí todos tienen vida y no están sujetos a nada porque eres libre para viajar en tus sueños.

No sólo hay un mundo, hay miles de planetas y toda clase de seres de otras galaxias. La madre leyenda tiene aquí a todos sus hijos, como los gnomos, hadas, unicornios, pegasos, duendes, dragones sin fuego, magos y un bosque encantado. Todos son muy felices en mi jardín.

Aquí no hay colegio porque no hay que aprender nada, sólo se ríe y se imagina una nueva aventura. La edad no existe, eso de cumplir años para recibir regalos no es necesario. Todo aquí es un regalo. Y la palabra dolor no tiene significado, los niños siempre son alegres y el bienestar es aire que se respira.

El cielo es una pantalla donde hacemos nuestra película de amor. Nosotros somos el proyector y la película.

Escucho la voz de mi padre, creo que me está llamando. Quiere que vaya a su trono.

- ¡Jesús, hijo mío, ven! Quiero encontrarme otra vez contigo en toda tu plenitud.

- Padre, ¿dónde estás?

- Hijo, estoy en tu corazón. El camino se quedó atrás, ¿no te acuerdas?

- ¡Claro, rey de luz, sólo hay amor de padre en mi corazón! Padre te he compuesto una poesía porque eres el ser que más quiero. Te la leo:

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado es tu nombre.
Todo es tu reino
y se hace tu voluntad
en la tierra y en el cielo.

Hoy damos el pan que necesitamos
y sabemos que nada nos ofende
ni a Ti ni a nosotros
porque todos tenemos
el recuerdo de Tu luz.

No nos dejes caer
en nuestra propia tentación
y muéstranos el camino
que llega hasta Ti.

¡Tuyo es el reino,
Tuyo es el poder
y Tuya es la gloria
por los siglos de los siglos!

- Hijo, esas palabras son mi sangre y esa sangre ere tú. ¡Bienvenido a mí! Jesús, pasa a mi interior; te enseñaré mi identidad.

20- EL REENCUENTRO

ENCUENTRO CON EL PADRE





Mi padre me cogió de la mano y me dijo:

- ¿Ves esas nubes violeta y esa luz que parece un sol? Pues te llama, esa es la puerta que te llevará a la sabiduría. Agárrate con fuerza a mi mano, vuela hacia la luz. Déjate llevar y sumérgete en los misterios que encierra la verdad.

Una fuerza me arrastraba hacia un túnel de luz, pero estaba muy feliz y seguro al lado de mi padre. Llegamos a ningún sitio. Todo estaba en blanco, sólo estábamos él y yo. Y la voz más dulce que he oído en mi vida me estaba hablando. Era mi padre en su máxima expresión y estas eran sus palabras sagradas:

- ¡Hijo de la trinidad! ¡Este es uno de los secretos mejor guardados de antes de los principios! En este lugar blanco verás imágenes. No habrá ningún sonido. Sólo habrá sensaciones de tus sentidos.

Mis ojos se abrieron como un día nuevo y vi:


El espacio sin estrellas ni planetas, en una soledad vacía donde una gran explosión de luz va expandiendo el universo.

La explosión expande las galaxias y todos los elementos del universo. A través de ese movimiento se manifiesta la energía.

Las galaxias, como en una espiral, se abren creando choques entre la materia y dividiendo el universo en números. El resultado es el infinito.

Una estrella que explosiona crea pequeñas estrellas que se enfrían y, a su vez, crean planetas alrededor de la luz.

Sobre algunos planetas se ve un manto blanco que les va cubriendo la superficie y que van cambiando de color, del blanco al azul y, por último, al verde.

En uno de los planetas se van reproduciendo toda clase de seres que van evolucionando por todos los lugares.

Se ven los primeros hombres, que se extienden por todos los sitios.

Van creciendo ciudades. La comunicación une, al fin, a todo el planeta.

Un cable de electricidad. Su energía es 0-1, 0-1, 0-1 y 0-1.

Un corazón con la sangre entrando y saliendo.

Los protones de luz se encuentran para después expandirse.


- Hijo, ¿entiendes estas imágenes?

- Sí padre. Todo evoluciona, la energía crece, es un movimiento que hace que la vida exista. ¿Es eso padre?

- Sí, Jesús, pero te falta una cosa muy importante.

- ¿Cuál, padre?

- Esa imagen de big bang está incompleta. Le falta el número 1.

- No entiendo, padre.

- Mira la imagen de tu corazón. ¿No ves que para vivir hace falta que tu corazón se comprima para luego impulsar la vida? Pues, hijo, el big bang es el 0 y la unión del universo es el 1.

- Padre entiendo lo que me dices, pero no sé dónde me lleva todo esto.

- ¡Es muy fácil, Jesús! Tú eres el 0 y el 1. Tú eres energía viva y consciente.

¡Hijo pródigo, LA VERDAD TE HARÁ LIBRE!

21- UNIÓN UNIVERSAL

Estamos aquí. Nunca salimos de casa. Siempre hemos sido la luz que es nuestro padre.

Aquí estamos todos los seres del fuego: Guardamos el calor necesario para mantener el hogar encendido.

Yo sé que, a veces, todos soñamos que andamos perdidos por extraños caminos, pero es imposible dejar de ser lo que se es para ser otra causa.

Aquí estamos todos los seres del aire: Tenemos la fuerza necesaria para que el principio sea eterno y para crear la palabra.

Al principio, ahora y por la eternidad con el padre.

Aquí estamos todos los seres de la tierra: Vivimos el clamor de la energía, hacemos real lo que cabe en el pensamiento.

Aquí estamos todos los seres del agua: Mantenemos las corrientes intensas como semilla de luz.

Al principio, ahora y por la eternidad con el padre.

22- EL MENSAJE

JESÚS MANDA UN MENSAJE





Hermano, hermana:

La frescura del amanecer embriaga tus latidos y en tu corazón está el perfume secreto que sólo puedes apreciar en ti y que a todos reconforta.

Hermano, hermana, ¡tú ya lo sabes! ¡Tú conoces el vuelo y la eterna inocencia de la vida! Tú eres dulce como una veraniega madrugada de luna llena donde el aire, el agua, el fuego y la tierra se funden en la siempre nueva y eterna esencia que guardas en tu corazón.

También sabes que todo ser, que cada persona, aspira su íntimo perfume de la existencia. ¡Tú lo sabes todo! ¡Todo está en tu corazón!

Pero hermano, hermana, yo te hablo con estas palabras para traerte un recuerdo de la luz. Tú eres la luz y la luz resplandece en tu corazón. Y en cada corazón tú eres la luz.

Hermano, hermana, yo no quiero nada de ti porque tú y yo somos esa única esencia en el pálpito universal. Yo sólo traigo a cada molécula de conciencia el recuerdo de la luz. La luz está en ti, en lo que haces, en cada hombre y en cada mujer. En la mano que ofreces y cuando la escondes.

Recuerda estas palabras en todas tus relaciones, pues cada encuentro, cada pensamiento sobre otra persona y todo lo que haces a los demás, son los pasos que das para andar el único camino que hay y que se llama compasión, misericordia y paz.

Tu mente es un árbol que respira y florece. Acoge entre tus manos a quien busca tu sombra y nunca preguntes a nadie de dónde viene o a dónde va, ni preguntes quién cree que es porque tú conoces la esencia de su corazón.

Acoge y da. Ofrece tu perfume a quien en ti encuentra cobijo. Úntale con el calor de tu abrazo y nunca esperes su partida o que se quede.

¡Hermano, hermana, ahora es el momento!

¡Cada impulso de tu corazón te habla del amor que rebosa en todos los corazones!

¡Cada paso que das hacia el amor te dirige al reino del padre aquí en la tierra!


¡DESTAPA TU ESENCIA
PARA QUE SE DERRAME LA LUZ
QUE HABITA LOS CORAZONES!

Cita de William Blake

LA IMAGEN DIVINA


Misericordia, Compasión, Paz y Amor
todos piden en su angustia,
y hacia esas virtudes gozosas
dirigen su agradecimiento.

Pues Misericordia, Compasión, Paz y Amor
es Dios, nuestro amado padre,
y Misericordia, Compasión, Paz y Amor
es el hombre, su hijo y su cuidado.

Pues la Misericordia tiene corazón humano,
y la Compasión rostro de hombre,
y el Amor la forma humana divina,
y la Paz es el ropaje de los hombres.

Así que todos, en todos los climas,
los que rezan en la angustia,
piden a la humana forma divina
Amor, Misericordia, Compasión y Paz.

Y todos amar deben la forma humana,
paganos, turcos o judíos;
allí donde Misericordia, Amor y Compasión moran
también allí Dios tiene su morada.